domingo, mayo 23, 2010

Don Jorgito, el inglés, ya tiene calle...


Los días de tormenta primaverales (o veraniegos) me producen una mezcla de sentimientos... Por un lado, se pierde el encanto del calor que tanto tiempo ha tardado en llegar (sobre todo si estamos en los primeros días de primavera (y aún más este año))... pero por otro lado, me encanta el ambiente que queda una vez pasada la tormenta... Hay un frescor, un olor a mojado, una tranquilidad, una pureza en el aire... que no sé... a uno le alegra y le planta una sonrisa en la cara...

Hoy he salido con un par de papers a pasar la tarde al balcón... Además, con unos folios y un boli, decidí ponerme a pensar sobre la aplicación que me apetece implementar en mi tiempo libre... total, no tiene pinta de ser muy complicado y, si sale, los resultados pueden ser más que curiosos... El caso es que he estado tremendamente agusto... Estoy contento de haber escogido esta zona para vivir... Un poco alejada, de acuerdo (nada grave para uno que en cuanto la distancia es mayor de 500 metros, ya decide coger el coche (cuido el medio ambiente en otros aspectos, pero no en el gasto de combustible... lo reconozco)) pero la tranquilidad que da salir una noche con una cerveza al balcón y escuchar los grillos cantando (y no Bugi (nuestro grillo del laboratorio)) es incomparable...

La semana pasada ha sido distinta... Sin darle más vueltas, me ha gustado... Sencillamente, me siento más libre, más "yo"... y así, todo se disfruta más... la vida se disfruta más dejándola pasar y recibiéndola tal y como viene... sin preguntarse por qué algo ha pasado y qué pasará después... que total... el tiempo nos lo va a decir gratis minuto a minuto, segundo a segundo...

La imagen, un artículo de opinión de La Gaceta (del año 1999) que mi padre tenía guardado entre las hojas de algún libro... Jorgito Borrow estaba ya en mi vida antes de que yo viniese a ocupar una parte de "su calle"...

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