lunes, febrero 09, 2009

Extraviadamente amantes, por el mundo.


Hoy me permito escribir dos entradas seguidas...

Me dejó pensativo este poema y anoche, a eso de las 6 de la mañana (si estás acostumbrado a dormir 5-6 horas y, por un día, a las 22:00 estás enfundado en el edredón, es normal que en mitad de la noche, tus ojos estén abiertos como platos) me puse con él...

Tengo pena y no respondo.
Mas no me siento culpado
porque en mí no correspondo
al otro que en mí has soñado.

Cada uno es mucha gente.
Para mí soy quien me pienso,
para otros - cada cual siente
lo que cree, y es yerro inmenso.

Ah, dejadme sosegar.
No otro yo me sueñen otros.
Si no me quiero encontrar,
¿Querré que me halléis vosotros?

F. Pessoa


Mi cuerpo me pedía una réplica, digna de ti... y le he pedido a Salinas que me echase una mano... Respecto a la pregunta que me haces utilizando a Pessoa como mensajero... sí... pienso (sin miedo a equivocarme) que no te molestaría que yo te hallase... y me atrevo a decir que te gustaría... Y que el "yo" que tú eres, es ciertamente el "tú" que yo conozco...

¡Qué día sin pecado!
La espuma, hora tras hora,
infatigablemente,
fue blanca, blanca, blanca.
Inocentes materias,
los cuerpos y las rocas
-desde cenit total
mediodía absoluto-
estaban
viviendo de la luz,
y por la luz y en ella.
Aún no se conocían
la conciencia y la sombra.
Se tendía la mano
a coger una piedra,
una nube, una flor,
un ala.
Y se las alcanzaba
a todas, porque era
antes de las distancias.
El tiempo no tenía
sospechas de ser él.
Venía a nuestro lado,
sometido y elástico.
Para vivir despacio,
de prisa, le decíamos:
"Para", o "Echa a correr".
Para vivir, vivir
sin más, tú le decías:
"Vete".
Y entonces nos dejaba
ingrávidos, flotantes
en el puro vivir
sin sucesión,
salvados de motivos,
de orígenes, de albas.
Ni volver la cabeza
ni mirar a lo lejos
aquel día supimos
tú y yo. No nos hacía
falta. Besarnos, sí.
Pero con unos labios
tan lejos de su causa,
que lo estrenaban todo,
beso, amor, al besarse,
sin tener que pedir
perdón a nadie, a nada.


Pedro Salinas


Me sigue gustando dialogar por este blog... y que a veces te des cuenta de que es contigo con quien hablo...

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