La cabeza es muy juguetona... Hace unos días me vinieron a la memoria las canciones que allá por el 2001 sonaban a lo largo de mis días... No sé muy bien ni cómo ni por qué conocí a una chica mejicana (o mexicana, al gusto...) y tampoco sé por qué me gustaron sus melodías sencillas e incluso pegadizas...
No reniego ni renegaré nunca, faltaría más, de la que fue la banda sonora de una época de mi vida, que me fijaba una sonrisa en la cara cada vez que escuchaba su voz, unas veces armada de "mala leche", otras de cariño y otras de cruda realidad...
Lynda Thomas, con quien llegué a mantener durante un tiempo un intercambio de mails (larga historia... que, por cierto, aún hay copia de esos mails en mi ordenador...) me pareció una chica más que interesante, con una vida llena de dificultades superadas, y con una cabecita (un poco loca) llena de compromisos que quería cumplir... cabecita amueblada como luego demostró en el 2003 al mandar a paseo a toda la industria musical, que la quería convertir en una especie de Paulina Rubio...
Reconozco abiertamente que alguna vez llegué a sentirme atontado por ella, pero qué sería de la juventud de uno (con 19-20 años) si no se enamora de alguien al que conviertes en icono... y más después de que ese icono se te presente cercano, como por casualidad... Amor platónico y olvidadizo, pero adolescente y, por lo tanto, obligatoriamente bonito...
Pues hoy quería nombrarla aquí, permitidme hacer un flashback en mi vida y recordar a una persona que por momentos me hacía sentir genial... Reescuchando sus canciones, vuelvo a tener una sonrisa desplegada en la cara...
Como decía Ismael Serrano... ¿qué andarás haciendo ahora?
Y ya que estoy, ahí va uno de sus vídeo-clips... En el fondo es precioso recordar el pasado...
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