León Benavente - Estado provisional
Un gran descubrimiento... esto es lo que ocurre cuando grandes segundos espadas de grupos tan heterogéneos como Tachenko, Nacho Vegas o Schwarz, se unen en un mismo proyecto. Un toque de cruda realidad en diez canciones, sin edulcorar, a veces incluso dolorosas... pero como le escuché a Jorge Martí de La Habitación Roja en un comentario sobre la canción En busca del tiempo perdido:
"Cuando uno está feliz no suele escribir canciones, ni reflexiona, ni intenta aprender, ni mejorar... y tan sólo se deja llevar a merced de la corriente o del viento a favor... No quiero decir con esto que uno quiera estar triste... pero ya que a veces no se pueden cambiar las adversidades, qué mejor que extraer de ellas algo positivo y aprender y mejorar e intentar superarlas"
Esto me lleva de forma reconfortante a pensar que ésa puede ser una razón por la que me gustan los cantantes tristes, las canciones tristes y cotidianas... porque te hacen pensar... Una alegría infinita en el fondo le haría a uno ser un inconsciente y un despreocupado absoluto... por aquello del todo me va bien... y como ya de por sí soy una persona tremendamente optimista y descuidada, seguramente necesite (o al menos no me venga mal) una sesión de crudeza, aunque sea musical, para no creerme que en el mundo todo es de color de rosa.
Y quizá por ello, estas diez canciones del primer disco de León Benavente me han absorbido de forma tan espontánea y radical... porque incluso hasta la voz de Irantzu Valencia en La gran desilusión parece tan alejada de esa alegría (aunque en ocasiones no tanta) de La Buena Vida... En definitiva, que reconozco que los dos discos que son la banda sonora de mis actuales días (éste y La Moneda en el aire de LHR) están siendo un chute de cruda realidad que puede sentar incluso bien.